ciclistaCiclista montando en bicicleta sobre la acera de una gran ciudad.
Foto: Flickr/Sascha Kohlmann
Escrito por: Carlos Salas (colaborador de idealista news)

Un fenómeno recorre Europa y el mundo. Los ciclistas van tomando poco a poco las grandes ciudades y están ayudando a proteger el medio ambiente, hacer territorios verdes y crear un mundo más sostenible. Hasta ahí, bravo.

Pero a raíz de esa sana conquista de la metrópoli, se ha creado una especie de dictadura donde los ciclistas más incívicos imponen sus leyes en los pasos de peatones, en las aceras y hasta en los circuitos silvestres o parques.

Y es entonces cuando el peatón se ve amenazado. Por eso, lanzo este manifiesto que debería ser motivo de reflexión para los ciclistas más contumaces:

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Matrícula y seguro para las bicis ( Diario Córdoba – 15/12/2015 )

Una joven transita en bicicleta por la céntrica calle Gondomar, entre numerosos peatones.

Una bicicleatona adulta hembra circula  por la céntrica calle Gondomar, entre numerosos peatones.

Mucho se está escribiendo sobre los veladores en las aceras, que no ocasionan ningún peligro, y sin embargo no le damos importancia al riesgo que supone para los viandantes que las bicicletas, algunas a gran velocidad, campen a sus anchas por aceras y zonas peatonales. Ayer, al salir del portal de mi casa, me atropelló un ciclista que circulaba por la acera. Afortunadamente no iba con velocidad y el impacto solo quedo en una pérdida de equilibrio y un leve golpe. Pero este hecho me hace reflexionar sobre el fenómeno, cada vez más de moda, del ciclista invadiendo el terrero del peatón. Y es que de un tiempo a esta parte han proliferado de forma importante las bicicletas por las calles de la ciudad. Es un transporte ecológico y sano ante el que no tengo nada que objetar. (más…)


EL SILENCIO

El autor de este mensaje es el Dr. Emanuel Tanay, nacido en 1928, judío sobreviviente del Holocausto, conocido y muy respetado psiquiatra forense radicado en los EUA. Un hombre, cuya familia pertenecía a la aristocracia alemana antes de la Segunda Guerra Mundial, fue propietario de una serie de grandes industrias y haciendas. Cuando se le preguntó ¿cuántos de los alemanes eran realmente nazis?, la respuesta que dio puede guiar nuestra actitud hacia el fanatismo.

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«Muy pocas personas eran nazis en verdad» dijo, «pero muchos disfrutaban de la devolución del orgullo alemán, y muchos más estaban demasiado ocupados para preocuparse. Yo era uno de los que sólo pensaba que los nazis eran un montón de tontos. Así, la mayoría simplemente se sentó a dejar que todo sucediera. Luego, antes de que nos diéramos cuenta, los nazis eran dueños de nosotros, se había perdido el control y el fin del mundo había llegado. Mi familia perdió todo. Terminé en un campo de concentración y los Aliados destruyeron mis fábricas…» (más…)


Así se realiza la islamización de Europa (porcentajes de violencia)

nazi-islamEl Islam no es una religión, ni un culto. En su forma más amplia, es una forma de vida 100% completa, total. El Islam tiene componentes religiosos, legales, políticos, económicos, sociales y militares. El componente religioso es una tapadera de todos los demás componentes.

La islamización comienza cuando se alcanza en un país un número suficiente de musulmanes como para poder comenzar campañas en favor de privilegios religiosos.

Cuando en las sociedades políticamente correctas, tolerantes y culturalmente diversas se aceptan las demandas de los musulmanes en favor de sus privilegios religiosos, algunos de los restantes componentes tienden también a infiltrarse en el resto de los aspectos de la vida ciudadana. (más…)


Contra el buenismo

Contra el buenismo

03.08.2014

Melitón Cardona

La obra de Max Frisch¹Biedermann y los incendiarios” es una fábula en la que un ciudadano corriente, el señor Biedermann, cierra los ojos ante el avance fuerzas destructivas de la sociedad que se manifiestan en forma de incendios provocados. Cuando Biedermann se encuentra con dos hombres en su casa, el matrimonio reacciona con aversión y desconfía de sus intenciones, pero ambos ocupantes actúan con una mezcla de arrogancia exigente y apelación a la compasión como víctimas de la sociedad, por lo que el señor y la señora Biedermann no se atreven a pedirles que se marchen. (más…)